Una de las actividades que repetimos con mayor frecuencia a
lo largo de nuestra vida es la toma de decisiones. Las cosas que realizamos
como un hábito surgieron en su momento de una decisión y se ejecutaron a partir
de una serie de ellas.
Sin embargo, nuestras decisiones no siempre son sometidas a
reflexión seriamente. A veces decidimos que actuamos por nuestros impulsos y en
forma mecánica o automática. Las organizaciones también viven cotidianamente
movidas por decisiones que se suceden sin interrupción. Se decide producir,
vender, publicar, sostener a los empleados, acercarse a los clientes, etc.
Hablar de decidir es hablar de nuestra capacidad para marcarnos metas y
objetivos y para elegir el camino que nos conduzca hasta ellos.
Decidir es en parte una cuestión de contar con una buena
técnica que nos permita acercarnos a las situaciones de la mejor manera
posible, valorarlas de la forma más realista y generar las alternativas que más
nos convengan, es también una cuestión de armonía personal. Decidir también
significa que nuestra inteligencia y nuestras emociones hermanan en la forma más
productiva. Aun con la mejor tecnología para tomar decisiones, ninguna persona
está exenta de equivocarse.
Con frecuencia, la operación cotidiana de las organizaciones
y los cambios que se trata de implantar en ellas encuentran numerosas
dificultades. ¿Qué falla en esos casos?
Por una parte, puede ser que la técnica elegida no haya sido la
adecuada, pero mayormente se debe a las malas decisiones cuyo origen se encuentra
en la ignorancia, la indolencia, el temor, el deseo de poder o cualquier otra
causa que sea consecuencia de la falta de armonía entre la inteligencia y los
sentimientos.
A veces las decisiones aparecen como una manera de
incrementar nuestra presencia, nuestro poder o nuestra simpatía.
Por el impacto en la valoración que los integrantes de la
organización, así como por el costo o las dificultades que se derivan de una
toma de decisiones inadecuada, esto es uno de los aspectos que generan la mayor
parte de los conflictos en la vida organizacional.
Toma de decisión. Los
pasos de la toma de decisiones.
Dentro de una organización tradicional, los niveles de
decisión están estrechamente vinculados con los niveles jerárquicos de las
personas. En las últimas décadas esta concepción ha ido cambiando radicalmente.
En la actualidad existe la tendencia a dejar la capacidad de elegir las
decisiones de mayor peso en manos de aquellos que enfrentan directamente los
problemas.
Los pasos que generalmente se siguen en la toma de
decisiones son los siguientes:
‘1. Determinar cual es el sistema sobre el que se pretende
establecer una decisión.
2. determinar quiénes serán idóneos para tomar las
decisiones.
3. identificar las opciones o alternativas.
4. identificar los atributos u objetivos relevantes.
5. establecer algún mecanismo de ponderación de dichas
alternativas.
6. Elegir entre las alternativas aquella que mejor nos
conduzca a los objetivos propuestos.
7. Verificar el impacto de la decisión tomada para
identificar los posibles ajustes que se requiere instrumentar.
Toma de decisiones
lógica y la toma de decisiones emocional.
Los sentimientos sueles bloquear en muchos casos una toma de
decisiones adecuada. Al parecer, la desconexión entre las emociones y la razón
nos conduce a una situación en la que no podemos traer de nuestra memoria
emocional los recuerdos asociados con la valoración que hemos hecho
anteriormente de la misma o de situaciones similares. Es como si perdiéramos la
capacidad de ponderar alternativas. Los sentimientos son indispensables para las
decisiones racionales, ya que nos dirigen hacia la dirección adecuada, donde la
lógica puede ser mejor utilizada.
Según los hallazgos en el área de la inteligencia emocional,
la inteligencia no es capaz, por si sola, de ayudarnos a lograr el éxito en
nuestros negocios, nuestras actividades o en nuestra vida. Más importante es la
manera en la como logramos armonizar las emociones y la razón. Ser inteligente
no es una garantía de éxito. Todas nuestras interpretaciones de lo que sucede a
nuestro alrededor o de nosotros mismos surgen dentro de un cierto estado
emocional que nos recuerda como hemos sentido previamente ante esa misma
situación.
El éxito en la vida laboral y familiar es para aquellas
personas que son capaces de tomar las decisiones acertadas en esos campos, a
partir de su habilidad para construir redes de apoyo a su alrededor las cuales,
gracias a su aptitud para interrelaciones y para manejar adecuadamente sus
estados emocionales, les aseguran el apoyo de los demás en la búsqueda de sus
objetivos. La inteligencia emocional se basa en la habilidad de la persona para
identificar sus propios estados emocionales, en la habilidad para manejarlos,
para automotivarse, para reconocer emociones en los demás y para establecer
interpersonales. El desarrollo adecuado de estas habilidades repercute
favorablemente en la aptitud de la persona para elegir consistentemente las
mejores alternativas al momento de decidir
Técnicas para decidir
Algunas técnicas son de gran utilidad, puesto que
proporcionan una guía sobre los pasos que se deben seguir para tomar la
decisión correcta.
1.
Entrevistas a expertos que son considerados por
su amplio conocimiento sobre un tema en particular.
2.
Análisis de tendencias.
3.
La técnica Delphi que consiste en presentar a un
grupo de expertos las posibles alternativas ante una situación determinada, sin
que ellos tengan acceso a comentar entre si sus puntos de vista en relación con
las posibilidades de elección.
4.
La técnica TKJ que se emplea para detectar
posibles causas de problemas, así como para proponer soluciones a los mismos.
5.
El árbol de decisiones consiste en diagnosticar
los eventos posibles que se desencadenarían a partir de cada una de las alternativas que consideramos para
solucionar un problema determinado.
Otros de los métodos que pueden
emplearse son: la jerarquización analítica, los diagramas de influencia, los
análisis de sensibilidad, los modelos probabilísticos, la simulación de impacto
cruzado, el método de Markowitz y los métodos de Fishburn.
Estilos comunes en la toma de
decisiones en las organizaciones
Parece evidente que los mejores
métodos de la toma de decisiones son aquellos que disminuyen al máximo los
riesgos de : 1) analizar equivocadamente el problema y sus causas; 2) generar
conflictos entre los integrantes, provocados por ignorar a las personas
importantes en la decisión misma o en su implantación; 3) afectar negativamente
la autoestima de los miembros desmotivados, irritándolos o confundiéndolos; 4)
propiciar ineficiencia o improductividad por complicar, burocratizar o
entorpecer las funciones vitales de la organización; 5) elevar los costos de
operación, de mantenimiento o de cualquier otro tipo, , por la falta de visión
de los encargados de tomarlas.
Estilos:
1.
Autoritario.
Caracterizado porque la persona de mayor jerarquía o poder en la organización
es quien posee la facultad de decidir lo que se tiene que hacer, además de que
su voto determina la actividad de un grupo de personas.
2.
Administración
participativa. Consiste en consultar a quienes los gerentes consideren que
pueden brindarles información o puntos de vista valiosos y con las aportaciones
de numerosas personas, proceder a la toma de decisiones, asumiendo la total
responsabilidad de escoger la alternativa adecuada.
3. Decisiones por mayoría. Este estilo
presupone que una decisión es correcta cuando es aceptada mínimamente por el
51% de los integrantes del grupo.
4. Cabildeo. Este es un método de
convencimiento, uno por uno, de los personajes que tienen una mayor influencia
sobre el resto del grupo.
5. Consenso o unanimidad. Todos los
miembros del grupo o de la organización se deben encuentren convencidos de que
lo que han elegido es lo que verdaderamente desean hacer.
6. Concordancia. Significa “acuerdo de
actitudes, sentimientos y corazones”. Una decisión por concordancia reúne los
siguientes criterios:
1) Las decisiones son tomadas por aquellos que
conocen más y por quienes resulten afectados.
2) Todos
tienen el mismo control y poder de voto y de veto sobre cualquier decisión.
3) Todos
son totalmente honestos y abiertos acerca de lo que piensan y sienten.
Este proceso conduce a decisiones de alta calidad con la
mayor cantidad de entusiasmo y el menor número de conflictos para su
implementación.
Repercusiones psicológicas de los diferentes estilos de la
toma de decisiones.
Cada organización tiene sus propios métodos para tomar
decisiones dependiendo de su cultura y del estilo de liderazgo que se deriva de
ella. En una cultura de amplia participación, donde las ideas creativas son
recompensadas y los errores son vistos como oportunidades de aprendizaje, las
decisiones tenderán a producirse tras serias deliberaciones, diálogos y a veces confrontaciones entre los integrantes
del grupo responsable de tomarlas. Por el contrario, cuando la cultura es
represiva, de desconfianza o propicia para los rumores y las críticas, las
decisiones tenderán a estar rodeadas de aparente claridad, rapidez y aceptación
aunque en el fondo los miembros manifiesten sus verdaderos puntos de vista al
respecto.
Los estilos de la toma de decisiones se apoyan en los
siguientes principios:
1.
Todos los individuos por naturaleza poseen
voluntad y pueden elegir o decidir acerca de todo lo relacionado con su vida y
con su permanencia en una organización.
2.
Tienen el derecho de tomar decisiones
manteniendo la ética y el bien común
como guías.
3.
Quienes no poseen la habilidad o los
conocimientos necesarios para tomar decisiones adecuadas tienen el derecho de
ser preparados para ello.
4.
Los individuos pueden desear la ayuda de otras
personas de su elección, con las que
mantengan relaciones de confianza para tomar decisiones o para que les sean
comunicadas e interpretadas.
5.
En organizaciones en las que hay individuos con
discapacidades intelectuales, ellos pueden comunicar sus elecciones, deseos,
gustos y desagrados en formas diferentes, que pueden incluir modos de expresión
distintos a los convencionales.
6.
La normatividad que regula la vida de la
organización debe reconocer esta interdependencia natural y dar un estatus y
una validación a las decisiones con soporte, hechas dentro de estas relaciones
de confianza y apoyo.
7.
Todos los adultos tienen el derecho de tomar
decisiones con el apoyo de un sustituto previamente nombrado, que tome las
decisiones por ellos.
8.
Las decisiones en grupo son superiores a las
individuales ya que permiten hacer análisis desde puntos de vista distintos y
obtener una creatividad mayor en las alternativas por considerar.
9.
Los líderes don los responsables de que las
decisiones que sean tomadas a partir de análisis concienzudos en los que
participen todos los afectados por la decisión.
La concordancia es el estilo más
eficaz para el desarrollo de las personas y de las organizaciones y requiere de
un entrenamiento especializado y el apoyo de un consultor experto en facilitar
la toma de decisiones mediante este método.
Procedimiento para desarrollarlo:
1.
Seleccionamos el tema, lo escribimos y acordamos
que ese es el tema sobre el que queremos decidir en esta reunión.
2.
Redactamos el tema tan específicamente como sea
posible para que sea respondido.
3.
Procedemos a tomar decisiones por concordancia.
4.
Cuando se completa la discusión, cerramos los
ojos durante dos minutos y pensamos en estos puntos:
·
¿Estoy satisfecho con la decisión?
·
¿He dicho la verdad acerca de mis sentimientos y
mis pensamientos acerca del tema?
·
¿Apoyaré la decisión sin reserva?
·
¿Cómo me siento ahora con respecto a las otras
personas? ¿Ha habido algún cambio en ese sentimiento?
·
¿Hay alguna manera en que la discusión hubiera
podido acortarse? ¿Puede hacerme más eficiente? ¿Cómo la mejoraría?
5.
Abrimos los ojos y discutimos estos temas.
6.
Si decidimos continuar la discusión, repetimos
el proceso completo hasta encontrar la solución en la que todos digamos sí.
7.
Si nos parece que no vamos a llegar a un acuerdo
nos detenemos y asumimos que aún no estamos preparados para tomas la decisión.
8.
Si tomamos la decisión nos aseguramos que
construir un método para la implantación.
El poder de decidir.
Cuando una persona es capaz de decidir sobre un aspecto
determinado de su entorno o de su vida, su autoestima crece hasta
proporcionarle una mayor seguridad acerca de su competencia. Decidir es una
fuente de poder. Experimentar la
competencia constituye un elemento necesario para propiciar en los seres
humanos la confianza en sí mismos, que es indispensable para asumir riesgos.
Una de las recomendaciones que debería seguir cualquier directivo que desee una
organización poderosa es permitir que las decisiones sean tomadas en el nivel
organizacional más bajo posible.
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